viernes, 29 de julio de 2022

¿Qué horas son estas?

Eso digo yo, me dormí tarde y a la hora me desperté... ahora han pasado casi dos horas y aquí sigo.

Esto no es nuevo, quizá la conciencia, que repasa todo lo que he dicho o pensado durante el día anterior, o simplemente es porque soy así, no lo sé.

El Behçet me está afectando hasta el punto en que por momentos ando perdiendo el control sobre la medicación que parece ser me empieza a controlar desde hace casi tres años especialmente. Me acabo de acordar que tengo que pincharme Adalimubab, no sé si me salté el pasado jueves o voy bien, me da igual por momentos.

No debería pero me duele el hecho de que la gente, empezando por alguna persona cercana, se piense que estoy mejor de lo que parezco y ni tan siquiera se plantee exigirme más. Es como una maldición, dar la impresión de una apariencia normal pero no sentirte bien, es como el precio a pagar por vivir.

Sigo yendo a terapia pero no me resulta suficiente, algo ayuda, por lo menos a reconocer que tengo derecho a estar asqueado, tengo derecho a hacerme la pregunta de por qué a mí, por qué una enfermedad autoinmune, vale que me reconozco raro, pero es que una enfermedad de esta índole resulta más pesada que la propia vida, es un recordatorio diario de que estamos aquí de paso y que vivir es un regalo.

Vale que haya que centrarse en el momento presente pero por simple egoísmo y supervivencia. Más allá del aquí y ahora no existe nada más que incertidumbre, asumirla es una de mis tareas.

Bueno, me voy a pinchar la medicación y a ver si duermo otro rato.

Hasta pronto.